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¿Cuánto dinero y tiempo has invertido en clases de inglés en tu vida?

¿Cuántas veces has sentido que tu inglés no es suficiente? ¿A cuántas personas les has dicho que vas a estudiar más, que es tu asignatura pendiente?

El gran negocio del inglés está basado en la culpa. La culpa de Franco por doblar las películas, la culpa de los profesores que te enseñaban identificar la condicional en una pregunta tipo elección múltiple sin poder pronunciar “hello” correctamente, la culpa por ser español y no haber hecho todo lo que esté en tus manos para hablar mejor y/o por tener sentido del ridículo al pronunciarlo (sobre todo por teléfono, cuando tus compañeros de trabajo te escuchan).

Ah, y la genética. No se te dan bien los idiomas. Haberos reproducido en otro momento, papis.

Y por supuesto, tus compañeros de trabajo hablan mejor que tú. Nunca llegarás a hablar como ellos… ¿Mejor aceptar que el inglés será un lastre toda tu vida, o por fin ponerte a estudiar cómo sabes que deberías hacer?

Y no nos engañemos, esto no solo ocurre con el inglés, también ocurre en otras áreas.

Sin embargo, el inglés es el chivo expiatorio perfecto para ti de todas tus inseguridades, así que mantienes el foco ahí. A estudiar, certificarte, y lamentarte de que no tienes un nivel más alto…

Y de ahí no puedes salir.

Porque: Sentirse víctima de las circunstancias no es muy útil para mejorar.

Cuando actuamos por culpa, por miedo o bajo presión, no hay motivación intrínseca y nunca vamos a estar contentos con los resultados. Nunca va a ser suficiente. Tenemos la cabeza tan ocupada por todo lo que deberíamos ser y hacer y cómo hacerlo, que no dejamos espacio para la claridad mental tan importante para la comunicación y el aprendizaje.

Las empresas no necesitan a culpables que estudian gramática y vocabulario, y que «se defienden» con el inglés o buscan «dominarlo». Necesitan a buenos comunicadores que no tengan miedo a equivocarse delante de los demás, y que inviertan su tiempo en algo que realmente les motiva. Comunicarse con éxito no tiene nada que ver con defenderte (¿de qué?) o dominar algo (¿eres un imperialista británico?!)

No me malinterpretéis, por supuesto que algo te ayuda cualquier clase, claro que sí. Pero ya has recibido clases de gramática y vocabulario de sobra para poder defenderte con soltura. Ese no es el problema.

El problema es que todavía no te has dado cuenta de que…
Como ser humano, eres un comunicador natural

Lo único que hay entre ti y ser un comunicador excelente (en inglés, español, chino…) son una serie de creencias limitantes fijadas en tu mente que aprendiste hace muchos años y que ya te resultan tan familiares como tu propia pierna. Eso es lo que diferencia a las personas que «se les da bien» los lenguajes y a ti.

Y sí, esas creencias se pueden destruir más rápido de lo que puedes imaginar. Y sí, es mágico.

Lo sé porque todo esto lo he sufrido en mis carnes. Yo soy de origen británico y pasé muchos años aterrada sin participar en conversaciones de grupo en español porque pensaba que no tenía el nivel suficiente para contar anécdotas. Hasta que me di cuenta que el idioma era absolutamente irrelevante. Era una excusa perfecta.

El problema real era que pensaba que lo que tenía que decir no era lo bastante interesante. Estaba en una conversación interna constante.

¿Te resulta familiar? ¿Cuantas narrativas diferentes tienes en tu cabeza sobre el idioma?

Ahora estarás pensando “Yaaa, lo sé. Tengo que ser más confiado. O menos inseguro. O pensar menos. O estar más presente”….

No. No voy a jugar al juego de la culpa. La verdad es que:
Ya tienes todo lo que necesitas para comunicarte en inglés con eficacia
En cuanto te des cuenta de eso, cuando vivas esta realidad, ya no hay motivo de culpa, miedo, estrés, ansiedad… no hay problemas.

Ni con el inglés ni con nada en la vida.

Te quiero convertir en una persona que habla inglés con una soltura que nunca creíste posible. Y no lo hago por el inglés (sinceramente, me da igual el idioma), lo hago porque cuando lo consigas, vas a destrozar, junto con el inglés, el resto de limitaciones que no te dejan vivir plenamente.

Y cuando te quites todo eso, lo que queda es vida, energía y claridad. Ya no dependes de personas, profesores, academias o de lo que sea en tu vida. Siempre eliges. Incluso cuando tienes momentos difíciles.

El inglés no es tu problema. Es estar enganchado a tener problemas.

Si conectas con el texto de arriba, quieres experimentar todo lo que eres capaz de hacer con el nivel que ya tienes y volver la espontaneidad y alegría que un día tuviste, reserva una llamada conmigo o escríbeme por Whatsapp y te cuento como trabajo.

Mi objetivo NO es mejorar tu gramática o tu vocabulario, si buscas eso apúntate a la academia de tu barrio. Es para romper con lo de siempre y experimentar lo que es la comunicación eficaz contigo mismo y los demás y destruir el malentendido que te mantiene luchando en lugar de viviendo.

Tu relación con el inglés es tu relación con la vida.

¿Te atreves?